miércoles, 22 de enero de 2020

La visita

      Cuando Manuel  tenía nueve años, un domingo del mes de mayo llamaron a la puerta de su casa. Sus padres se encontraban fuera y él se había quedado jugando con un amigo. El visitante era un extraño y su primera reacción fue pensar que se había equivocado, pero luego, con el paso del tiempo, dedujo que recibió instrucciones precisas sobre a qué puerta debía llamar. Por aquel entonces Manuel vivía en un pueblo y la casa disponía de un gran patio. El visitante enseguida se puso a jugar con ellos al balón. Parecía un tipo simpático. Una vez que  se cansaron, sacó de su cartera unos folios, un rotulador y se puso a dibujar con trazos rápidos personajes parecidos a las viñetas de los tebeos. Manuel y su amigo le contemplaban admirados. Hizo unos cuantos para cada uno y luego les pidió que se quedaran quietos. A los diez minutos les enseñó sus caricaturas: uno con unos dientes enormes y el otro con orejas de soplillo. Los dos reían sin parar.
     Cuando los  padres volvieron estuvieron hablando con él a solas en el salón comedor. A Manuel todo le pareció un tanto misterioso y extraño. Que él supiera no se trataba de ningún pariente cercano, tal vez algún amigo de ellos del que nunca le habían hablado. Poco después se despidió de la familia. 
     Desde entonces han pasado  muchos años y no volvió a saber de él hasta hace unos meses cuando le contaron que había fallecido. A raíz de aquel encuentro le internaron  en un colegio religioso. Muchas noches ha soñado con aquella visita que a la postre daría un nuevo rumbo a su vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario